martes, 14 de enero de 2014

Breves anotaciones que surgen tras conversación por tuiter

Tras unos breves tipos en la pantalla cruzados con @alfonsosiloniz sobre el hecho de no terminar de descubrir el uso adecuado de una herramienta GTD tan potente como Evernote, historias y chistes aparte, no se puede empezar por el tejado.

Así, todo parte del inicio de advertir que hay que reducir en la vida de uno. No es que sea uno practicante del minimalismo pero sí que coincide en muchos aspectos y trata de incorporar en su vida aquellos que le ayudan a desarrollarla de manera más plena.

Así, como no sé si le vendrá bien a él, pero a mí sí, enumerar o contar algo de lo que hago o intento hacer que me ayude a vivir mejor, paso a describir algunas de las tareas o propósitos que se realiza el autor para lograr invertir el tiempo máximo en su disfrute y el mínimo en su trabajo.

1. Aprendí a dejar cada cosa en su sitio. Recordar dónde dejaba cada cosa y no lograr encontrarla me llevó a aprender de personas cercanas a mí que cada cosa tiene su lugar. Darle su lugar me ayudará a encontrarla posteriormente de manera casi instantánea. Lograr alcanzar este punto te da una tranquilidad mental inconmensurable. No es que lo haga perfectamente pero se puede hacer en su mayor parte con lo que hay un efecto secundario: cuando dejas algo fuera de su lugar es porque la premura de tiempo en hacer otra cosa te lleva a dejarlo allí donde te pilla, donde piensas que recordarás que lo dejaste. Y aunque esté a la vista no lo ves. Creo que no es necesario decir más. El orden trae calma a tu vida.

2. Establecer rutinas. Somos animales rutinarios que disfrutan muchísimo rompiendo rutinas. Pues hagamos ambas cosas para ser plenos. Las rutinas nos permiten disfrutar de nuestro tiempo de manera ordenada y eficiente con lo que tendremos más tiempo para aquello que no necesita rutina. Y ¿qué me decís de romper la rutina por el motivo que sea? Provoca una cascada de endorfinas ...  El lograr establecer rutinas hace que inviertas menos tiempo en tareas desagradables o poco importantes (apreciación de cada persona). Así, si recoges lo que tienes y le das su sitio, no tienes que invertir horas en ordenar tu cuarto, tus cosas...

3. Elaborar listas de tareas. Volvemos al GTD pero de manera rudimentaria. No es necesario un programa o un elaborado esquema de trabajo ordenado por el método cebollino o el PFTDI (perfect system to do it). Ya indiqué en un tuit que un cuaderno ayuda mucho a ordenar lo que solemos llevar en la cabeza. Poner orden en las tareas es relativo, porque nuestras prioridades pueden cambiar, pero las tareas a realizar no. Salvo que llegue un genio de la lámpara o un premio en metálico que te retire de tus tareas cotidianas (no sólo del trabajo) porque alguien las haga por ti, es necesario elaborar una lista o varias listas de tareas a realizar. Lo mejor es apuntarlas en un cuaderno pues está a la mano. Podemos incorporar fácilmente y eliminar de igual manera aquellas tareas a realizar, llevarlo con nosotros y modificar según nuestras necesidades el orden de lo que tenemos que realizar sin tener que hacer el esfuerzo de memorizar las tareas. Hay momentos en que podríamos olvidar alguna tarea no fundamental pero, al final, importante. Por eso el cuaderno y algo para escribir (lápiz dicen algunos por la posibilidad de enmendar, bolígrafo aunque tengas que tachar) te ayudarán en la elaboración de la lista de tareas. Tachar la lista con las tareas terminadas te proporciona un placer final que hay que probar. Una vez probado, no lo abandonarás. El único problema del cuaderno es que no tiene alarmas y tendrás que mirarlo.

4.Propósitos. Podemos aplicar el método de las listas de tareas. Así, podremos ver las metas, los objetivos, revisarlos ..., eliminarlos, incluirlos..., descubriremos con lo que realmente nos podemos comprometer.

5. Llegamos al punto final de la pirámide: compromisos. Descubrirás qué compromisos puedes asumir, cuáles no, qué tiempo puedes concederte para cumplirlos...

Como verás, conforme avanzamos en la pirámide o escalera de cinco pasos, cada vez contaba menos. Los propósitos y los compromisos son personales. El desarrollo de estrategias puede ser compartido, la elección, el desarrollo, la asunción de los propósitos y compromisos parte de uno, de su situación personal, pero la base, la metodología que nos puede ayudar a lograr optimizar nuestro tiempo y disfrutar de manera más plena nuestra vida sólo depende de nosotros, no de las herramientas que utilicemos.

La regla fundamental es simplificar. De ti depende.

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