jueves, 27 de agosto de 2015

Stalker. Picnic Extraterrestre.


Debemos considerar que un libro que tiene la palabra picnic en su título, te deja algo perplejo. Pero que a dicho nombre le acompañe el adjetivo extraterrestre y sea firmado por dos autores rusos, ya roza el culmen de lo llamativo. Sin entrar a considerar toda la información que podéis conseguir haciendo una búsqueda sobre el libro, la fecha en que se publicó, que si la rusia comunista, que si la censura, que si las traducciones que ha tenido, que si había que leerlo en inglés porque estaba descatalogado, que si ¿¡cómo que no has leído este libro!?... Agradezco mucho que lo hayan publicado en una estupenda edición en papel (aunque yo no soy de comprar libros en este formato) y le debo un café a la traductora porque no he notado en ningún momento que hubiera algún palabro raro salvo algún que otro verbo que me recordaba el español iberoamericano (p.e. mamar por beber). Aparte de lo dicho, la prosa de esta obra es ágil, rápida, con palabras sencillas nos muestra ideas, pensamientos, vivencias complejas, de manera coherente, en una sucesión continuada, sin que caiga el ritmo de la lectura (seguramente Raquel Marqués es la responsable de ello). 

¿Es ciencia ficción? Sí. Nos acerca a una forma sorprendente y fantástica de ciencia ficción que alguno podría decir que ha leído posteriormente en la trilogía de Vandermeer, pero no es mi caso. La trama nos impacta con algo que debería resultarnos evidente pero que al ser tan cotidiano pasa desapercibido: somos estúpidos, por norma general. El ser humano es estúpido, ambicioso, corrupto, etc.. Y este libro nos lo recuerda en cada página, cada párrafo, mientras nos cuenta una historia que nos sumerge como si fuera una película, nos absorbe y nos sitúa al lado de los personajes que nos describen y participan de la historia. Es tal el grado de adicción que logra que nos identificamos con el protagonista, viviendo sus problemas, sus cuitas y sus desvelos. El misterio se mantiene a lo largo de las páginas, el ritmo aumenta conforme van pasando ... Hasta que te mosqueas y dices ¿cómo que me quedan pocas páginas y no se vislumbra el final? ¡Plas! Ese es el fallo: nos hacen un Pérez-Reverte en toda regla. El final no está a la altura de la novela.

Es una obra estupenda (aun con ese final) que parece que lo hicieran porque había que sacar el libro deprisa y corriendo de la URSS. Por último, la maravillosa Ursula K. Le Guin prologa el libro de manera magistral, recordándonos que hay que reflexionar sobre el alcance que puede tener la buena ciencia ficción sobre nuestra Sociedad. Un libro a leer ya mismo si no lo has hecho. ¡Corred por él, insensatos!

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